Las mujeres en la sociedad

¿Por qué no conocemos mujeres artistas que vivieron en épocas pasadas?

Las pintoras y escultoras apenas han sido representabas en manuales de historia del arte como creadoras de obras de arte, sino que aparecían como modelos para pintar cuadros, esculpir esculturas y demás manifestaciones artísticas de todos los tiempos.

¿Quiere decir que las mujeres solo sabían posar para que las pintaran?¿No sabían pintar por ellas mismas?

Lo cierto es que sí ha habido grandes artistas pero no han sido reconocidas como tales ni valoradas. De hecho en muchos casos, existen cuadros que se creía que habían sido pintadas por hombres cuando en realidad habían sido realizadas por mujeres. ¿Por qué? A veces cuando la pintora era mujer el cuadro tenía mucho menos valor que si el pintor hubiera sido hombre. 
Pero, ¿a ocurrido esto siempre? 

Vamos a descubrir aquellas historias de mujeres a lo largo de la historia que tuvieron que enfrentarse a una sociedad donde la mujer no tenía la misma presencia que tiene ahora, y superar para poder dedicarse a aquello que verdaderamente deseaban.


Hasta la Alta Edad Media, es decir, 450 d.C- 1000 d.C no encontramos ningún cuadro que supiéramos a ciencia cierta que fue pintado por una mujer. Esto se debe a que los artistas de la Edad Medieval no solían firmar sus obras, pero en la Catedral de Gerona aparece el nombre de Ende "pintora y sierva de Dios" en un cuadro pintado sobre el año 900 d.C. ¡Por fin!

Pero centrémonos en nuestras pintoras, ¡siglo XV!

En este siglo comenzó a producirse en Italia un cambio en la valoración social del artista, que se extendió luego por todo el Renacimiento y el Barroco. 

Antes de esta época, los artistas pintaban por encargos, no eran libres de pintar aquello que querían. A partir del renacimiento empezaron a reivindicar que la pintura, la escultura y la arquitectura fuesen consideradas artes liberales, que se les dejara expresarse, que tuvieran libertad de pintar lo que les apeteciese. Por supuesto, la mujer artista también quiere esa libertad, pero volvemos al problema de siempre: era mujer. 

Al no poder acceder a Escuelas de Arte y como apenas se les dejaba estudiar, solo pueden pintar mediante la ayuda de un varón. Por lo tanto empiezan a acceder a la profesión de la mano de un protector, un marido artista o un padre artista. En estos casos las mujeres recibían la formación en el taller familiar (Artemisia Gentileschi). O si por el contrario pertenecían a la nobleza o a la burguesía adinerada (Sofonisba Anguissola), la formación de las artes que se les proporcionaba incluía el aprendizaje del dibujo y la pintura al igual que la música.

Por otro lado, los artistas, para poder desarrollar su actividad, buscan la protección de la nobleza o la monarquía. En este sentido, la aceptación social de algunas pintoras se debió precisamente a que fueron damas de la corte, como por ejemplo Sofonisba Anguissola en la corte española.

¿Y después que pasó?

Durante la Ilustración la mujer empieza a adquirir mayor importancia, ya pueden recibir clase e incluso impartirla. Pero aun así la mujer sigue siendo excluida de las Escuelas de Arte.

Ya en el siglo XIX crece el número de mujeres dedicadas al arte y empieza a adquirir derechos sociales, laborales, económicos, aunque en algunos casos sigue sin existir igualdad entre hombre y mujer.


De hecho, hasta la segunda mitad del siglo XIX las grandes Escuelas de Bellas Artes no comienzan a aceptar mujeres, además de aumentarles las cuotas de inscripción y limitándoles algunas clases. 

Solo a partir de los años sesenta, (¡hace solo cincuenta años!) con la aparición del movimiento feminista y la lucha por los derechos de la mujer, empiezan a sacarse a la luz artistas de todos los tiempos, algunas de las cuales habían sido muy importantes para su época y demostrando la extraordinaria calidad de los trabajos de muchas de ellas cuyas obras eran a veces atribuidas a sus padres o maestros también artistas y, claro está, varones.

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